Hay fuerzas económicas, políticas y mediáticas, muchas de ellas ligadas a los intereses imperialistas, trabajando para esmerilar a este gobierno en el medio de una gran crisis mundial.
La primera oleada la dieron los medios de comunicación atacando desde el día uno a la cuarentena. Frente a la única forma de proteger al pueblo de un virus desconocido y si medicaciones eficaces a la vista, diarios como Clarín, La Nación e Infobae y el grupo América TV atacaron sistemáticamente, taladrando en la cabeza de sus seguidores lo innecesario que resultaba esta medida preventiva frente a la baja cantidad de fallecidos. Con posterioridad, una vez que sus lobbys en favor de las aperturas, particularmente en el área metropolitana donde el confinamiento había sido más extendido, tuvieron éxito, algunos comunicadores festejaban los récords de contagios.
La segunda ola fue la del dólar blue y los bloqueos parlamentarios. Mientras desde el Ministerio de Economía se buscaba despejar el panorama financiero buscando reprogramar los pagos con los bonistas privados del extranjero, y en la medida que se acercaba la fecha de concreción de ésta, agentes económicos iban agitando el precio del dólar en el mercado negro (blue). Se llegó también a reestructurar la deuda en dólares de legislación local y aún así se fogoneaba la brecha cambiaria como determinante de grandes catástrofes por venir.
En paralelo, la oposición política en el ámbito parlamentario dio la nota, rechazando la extensión de la modalidad virtual de las sesiones y sosteniendo una presencialidad delirante que derivó en un diputado contagiado y varios en aislamiento preventivo.
La tercera ola, que ahora más nos angustia, es la acción reciente de la policía bonaerense. Sin duda el reclamo por mejores salarios para quienes están a cargo de una tarea tan crítica como la seguridad ciudadana son legítimos y deben ser acompañados. Ahora, la manifestación y amenaza por parte de quienes ejecutan el monopolio de la fuerza extorsionando con sus armas a los poderes democráticos, requiere el repudio y una llamada a defender las instituciones que tanto esfuerzo logró conquistar.
Cada una de estas oleadas precedentes fue destinada a generar un profundo malestar e incertidumbre en nuestro pueblo y a atacar a un gobierno (Nacional y Provincial) que solo pudo gestionar menos de tres meses con normalidad antes de entrar en una crisis sanitaria planetaria.
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